Interesante reflexión del distinguido flamencólogo y fiestólogo malagueño José Luque Navajas, publicada en la revista Jábega en el año 1973. En ella divaga acerca de los origenes fenoménicos del sentir verdialero en las prácticas agrícolas que giraban en torno al cultivo del almendro, e interpreta las fechas señaladas del calendario fiestero en el marco de celebraciones paganas ya olvidadas pero aún latentes en rituales cristianos como la devoción por las ánimas benditas del purgatorio.
De ésta proviene, precisamente, la instauración del 28 de diciembre (día de los Santos Inocentes) como celebración de la Fiesta Mayor de Verdiales, siendo el momento en el que las pandas ofrendaban al patrón o virgen del terreno parte de lo recaudado durante su transitar por los campos, caseríos, alquerías, lagares y cortijos a lo largo de las pascuas (desde el 24 o 25), tal y como disponía la autoridad eclesial.
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